En los últimos años, el comercio del petróleo crudo ha experimentado uno de los mayores colapsos en su precio debido a diversos factores como el brote de la pandemia por COVID-19 que ha provocado una desaceleración económica así como también las negociaciones fallidas entre la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y Rusia. Lo anterior provocó una reducción en la demanda de este producto a nivel mundial, por lo que los principales países exportadores acordaron un recorte en la producción del petróleo para alinearse ante la disminución de la ventas.
A partir de los primeros meses del 2022, la situación mejoró ante un nuevo aumento en los precios del petróleo; sin embargo, los pronósticos para el 2023 son poco alentadores.
Las disminuciones en las ventas del petróleo crudo
En marzo de 2020, los precios del crudo cayeron hasta un 30%, el mayor desplome desde la Guerra del Golfo en 1991. Así comenzó la desintegración del grupo conformado por la OPEP, Rusia y otros países productores de este producto. Sin embargo, después de meses de discusiones, llegaron a un pacto para reducir la producción en 9,7 millones de barriles por día en un intento por contrarrestar los estragos de la baja demanda.
Con la invasión rusa a Ucrania, que comenzó el 24 de febrero de 2022, el precio del Brent, un marcador de precios relevante en Europa, pasó de 95.39 a más de 113 dólares por barril entre el 21 de febrero y la mañana del 2 de marzo, un aumento del 18% en sólo diez días. Esto logró que el mercado se recuperara y que los principales países exportadores de petróleo crudo se vieran altamente beneficiados.
Dichos precios se mantuvieron estables por los próximos meses hasta que finalmente en julio se colocaron dos veces por debajo de los 100 dólares debido a los temores de una profunda recesión, el fortalecimiento del dólar y el aumento del número de casos de COVID en China, el segundo mayor consumidor de petróleo del mundo.
La demanda global volvió a incrementar tras dos años de registrar números negativos debido al repunte de la demanda de queroseno en los países no pertenecientes a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), concretamente en Asia. En cuanto a la oferta, hubo una mayor producción impulsada por Estados Unidos, con un total de 24,5 millones de barriles por día.
No obstante, la inflación, los problemas de la cadena de suministro, la escasez de mano de obra y la menor actividad de los operadores han limitado considerablemente el crecimiento de la producción de petróleo crudo y las expectativas para los próximos años parecen seguir por la misma línea.
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Los pronósticos para el 2023
Como cada año, las principales firmas de análisis económico han comenzado a actualizar sus pronósticos sobre el precio del petróleo crudo y sobre la demanda mundial basándose en el rumbo de los acontecimientos actuales. Ante esto, las perspectivas sobre los costos son muy similares: no se contemplan caídas significativas como las que ocurrieron durante el primer semestre de 2020. Esto se contrapone con los pronósticos de la reducción de los costos de materias primas que se espera que ocurra como consecuencia de la recesión económica mundial.
En un intento por establecer una ruta de los precios trimestre por trimestre, Reuters recopiló la opinión de 42 analistas, quienes vaticinaron las siguientes cifras: un precio medio de 98,01 dólares durante los tres primeros meses de 2023, de 96,38 en el segundo trimestre y de 94,70 en el tercero. No obstante, tanto Citigroup, banco estadounidense, como Goldman Sachs, una de las firmas más influyentes en el mercado de materias primas, proyectan precios más elevados aún, superando con creces la barrera de los 100 dólares.
Existen cuatro razones principales por las que los precios del petróleo crudo se mantendrán elevados: por el recorte de la producción; por el embargo al petróleo ruso (11% del total) por parte de Europa; porque los problemas que llevaron al alza del precio este año siguen vigentes, particularmente la falta de inversiones; y porque existen problemas internos en algunos países miembros de la OPEP.
En cuanto a la demanda, se pronostica que no existan aumentos de ésta durante el primer semestre del 2023 debido a los problemas económicos mundiales, como la alta inflación y el aumento de los tipos de interés; sin embargo, a medida que las economías occidentales se recuperen para la segunda mitad del año, se espera un crecimiento de la demanda de hasta los 101 millones de barriles por día, que conducirá a una mayor estabilidad del mercado del petróleo crudo.
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Fuentes: El Economista